“Y SUCEDIÓ QUE…»”

(Un jeroglífico maya que se encontró en Palenque).

Hace tiempo Bruce Warren ( 1987: 62-64) ), estudió los trabajos que hicieron dos estudiosos epígrafistas: Linda Shele (1982) y David Stuart (1984), mayistas muy famosos. 
Los anteriores especialistas estudiaron el llamado “Tablero de los 96 glifos”, ubicado en el Templo de las Inscripciones. En ese mismo templo se encontró la famosa tumba de  K’inich Janaab’ Pakal , gobernante de Palenque durante los años 615 al 683 d.C.
El objeto de estudio era un glifo maya que se refería al tiempo. Stuart propuso que el glifo se leía en proto-chontal como IU ti,  y significaba  «terminar, llegar a pasar».
(Foto del glifo IU ti, del Tablero de los 96 glifos en Templo de las Inscripciones en Palenque).

Lo relevante de este descubrimiento fue que Linda Shele encontró un mejor significado del glifo IU-ti  del mencionado tablero, y que, al darle una traducción, resultó ser  «entonces sucedió», «hasta que sucedió», «desde que sucedió”.

("Tablero de los 96 glifos del Templo de las Inscripciones en Palenque")
Pero lo que resultó extraordinario para los lectores del Libro de Mormón, fue que, en la tradición de los escribanos del Sagrado Libro de Mormón, se utilizó la misma palabra “Y sucedió que…” en 1,476 veces. 
En el Libro de Eter se encontró en 160 veces, lo que indica que, viniendo ellos de Babilonia en el año 2,000 a.C. es probable que su lenguaje era más puro que otro idioma posterior.
 
Sin embargo, no solo se encontró este tipo de inicio de narración en la tradición de Libro de Mormón, sino que también se encontró en la Biblia, pues en el Antiguo Testamento se encontró 526 veces. Resulta que la tradición original de escribir “Y sucedió que”, es de origen judío.
 
Todo lo anterior nos lleva a pensar en varias ideas: Que los Jareditas, los Mulekitas y los Nefitas, trajeron la costumbre de escribir sus textos, iniciando con la frase ya citada. O bien que también podría ser que ese tipo de frases las haya traído a este continente un grupo diferente a los documentados en el Libro de Mormón.
Queda una posibilidad más; que ningún grupo cultural que haya llegado a éste continente haya la traído la frase “Y sucedió que”, sino que fue una “casualidad” que tanto judíos, como nefitas y mulekitas, asi como pueblos originarios de América, tuvieran costumbre escribir con la frase citada arriba.
 
Sea cual fuere la explicación, lo interesante es saber que los mayas usaban la frase “Y sucedió que…”, de manera continua para narrar sus historias sagradas.
(Templo de las Inscripciones donde se halló el glifo "Y sucedió que...).

Algo extraordinario es que José Smith quien tradujo el Libro por el Don y Poder de Dios, nunca usó dicha frase en sus revelaciones. Es decir, es imposible pensar que el profeta José puso o inventó la frase “Y sucedió que”, en el Libro de Mormón 1,476 veces, porque estaba influido en su época, pues él nunca utilizó la frase en sus revelaciones personales.

(Glifo IU ti estilizado, sacado del Libro Exploring the Lands of the Book of Mormon del Dr. Joseph L. Allen).

Al examinar nuestros libros canónicos, la frase exacta, “Y ahora sucedió”, se encuentra únicamente en el Libro de Mormón y en ningún otro lugar. Es un testimonio de que está siendo traducido por el don y el poder de Dios al examinar la pureza del uso de esta frase consistente con las verdades, "ahora", tal como son presentadas por el Señor

En resumen: Se hizo un estudio de un jeroglífico maya en el Templo de las Inscripciones en Palenque Chiapas, México, en 1982.
 Ese glifo tuvo una traducción en Proto-Chontal y se pronunció IU ti. Tiempo después le encontraron un significado al español; se tradujo como «Y sucedió que». 
Este estudio está muy relacionado con El Libro de Mormón porque esa misma palabra «Y sucedió que», o «Y aconteció que», está escrita 1,476 veces. 
El Tablero donde se halló el glifo arriba citado tiene fecha de 683 d.C. y por otro lado el Libro de Mormón tiene sus registros hasta el año 421 d.C. es decir apenas 262 años de diferencia. 
Otro punto a considerar es la geografía del Libro de Mormón. La mayoría de los estudiosos serios del Sagrado Libro, cree que Palenque se halla dentro de los límites de los acontecimientos del citado Libro, lo que de ser cierto, se entendería la razón de que los mayas de Palenque hayan utilizado la frase sagrada «Y sucedió que».

FUENTES

Schele, Linda. Glifos mayas: los verbos. Austin: Prensa de la Universidad de Texas. mil novecientos ochenta y dos.
 
Stewart, David. Evidencia epigráfica de organización política en el drenaje de Usumacinta. (Manuscrito inédito) 1984.
 
Warren, Bruce W. y Thomas Stuart Ferguson. El Mesías en la América Antigua. Fundación de Investigación del Libro de Mormón. Provo, Utah.
 

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